Rutina de yoga para practicar con niños: Diversión, movimiento y conexión

El yoga no es solo para adultos. Los niños también pueden beneficiarse de esta práctica milenaria que fortalece el cuerpo, mejora la concentración y fomenta la calma. Practicar yoga en familia o en grupo con niños no solo ayuda a desarrollar hábitos saludables desde temprana edad, sino que también crea momentos de conexión y diversión.

A través del juego, las historias y la imaginación, el yoga puede convertirse en una experiencia mágica que les enseñe a conocerse mejor, a cuidar su cuerpo y a gestionar sus emociones.

La práctica de yoga ofrece múltiples beneficios para los niños, como:

  • Mejora la coordinación y el equilibrio.

  • Aumenta la fuerza y flexibilidad.

  • Desarrolla la concentración y la atención plena.

  • Fomenta la autoestima y la confianza.

  • Ayuda a manejar el estrés y la ansiedad.

  • Fortalece el vínculo con quienes practican juntos.

Consejos para practicar yoga con niños

  • Hazlo divertido: Usa historias, sonidos y elementos visuales.

  • No fuerces las posturas: Respeta su ritmo y flexibilidad natural.

  • Mantén las sesiones cortas: Entre 15 y 30 minutos es suficiente.

  • Celebra cada logro: Refuerza la confianza con palabras positivas.

  • Combina movimiento y relajación: Alterna posturas dinámicas con momentos tranquilos.

Rutina de yoga para niños

A continuación, una secuencia sencilla y divertida que puedes hacer con ellos:

1. Saludo al Sol adaptado (Surya Namaskar): Haz una versión simplificada, guiando con imágenes del sol saliendo y calentando el cuerpo. Ideal para despertar energía y preparar el cuerpo.

2. Postura del árbol (Vrikshasana): De pie, coloca un pie sobre la pierna contraria y abre los brazos como ramas. Desafía a mantener el equilibrio mientras “el viento sopla”.

3. Postura del gato y la vaca (Marjaryasana – Bitilasana): En cuatro apoyos, alternar entre encorvar la espalda como un gato y hundirla como una vaca. Ayuda a flexibilizar la columna y mejorar la coordinación.

4. Postura del perro mirando hacia abajo (Adho Mukha Svanasana): Forma una “V” invertida con el cuerpo, estirando brazos y piernas. Puedes decirle a los niños que imaginen que son perritos estirándose.

5. Postura del guerrero II (Virabhadrasana II): Piernas abiertas, brazos extendidos y mirada al frente. Puedes convertirlo en un “guerrero protector” en una historia.

6. Postura del niño (Balasana): Sentarse sobre los talones y bajar la frente al suelo. Un momento para descansar y “escuchar” su respiración.

7. Cierre de la sesión: Respiración de la abeja (Bhramari Pranayama). Con los ojos cerrados, tapar suavemente los oídos y emitir un zumbido como una abeja. Induce calma, reduce el estrés y es muy divertido para los niños.

La práctica de yoga es una oportunidad para que los niños aprendan a conectar con su cuerpo, su respiración y sus emociones desde pequeños. Practicar juntos fortalece el vínculo familiar, estimula su imaginación y les ofrece herramientas para gestionar la vida con más equilibrio y serenidad.

Con constancia y creatividad, el yoga puede convertirse en una de sus actividades favoritas… ¡y también en un momento especial de unión para todos!

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